Fundación de las SSA (continuación • 1886) En 1886, la Congregación se implanta en las regiones polares: a Juneau (Alaska) y, después, a Dawson (Yukon) y en centros cada vez más lejanos. En esos lugares, las hermanas viven situaciones que solicitan una valentía y un heroísmo poco comunes. La Congregación se vuelve entonces hacia el Sur donde innumerables necesidades se hacen sentir. A partir de 1944, Haití, reconocido en esos años como la “perla” de las Antillas, acoge un número creciente de misioneras que dispensan educación a los jóvenes y cuidados de salud a los enfermos. Actualmente, en ese lugar de las Antillas, las hermanas de Santa Ana son en su mayoría de nacionalidad haitiana. Compenetradas del espíritu y de la audacia de Madre Marie-Anne, ellas asumen la dirección y la organización de las obras que responden a las necesidades del pueblo haitiano llenando así numerosos vacíos. Otro país abre sus puertas a las Hermanas de Santa Ana en 1969. Camerún gana la solicitud de las hermanas. Según sus talentos y posibilidades, ellas responden a las necesidades que llaman a su generosidad y a su amor. Ellas educan la juventud, abren dispensario, centro de maternidad y centro doméstico y, en particular, se ocupan de formar una Iglesia originada del lugar. Después de sus orígenes, el número de religiosas llegó a tres mil novecientos. Actualmente, la comunidad cuenta un poco más de ochocientos cuarenta hermanas. Muchas de las obras tradicionales en las que ellas han ejercido su carisma de educadoras han desaparecido. Esto es debido a causas como la falta de personal, las modificaciones en el sistema educacional, el relevo laico en esas instituciones. Sin embargo, las Hermanas de Santa Ana, fieles a su misión educativa, se comprometen, según las necesidades, en obras eclesiásticas, educativas o sociales.
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• Acogida de la sección • Esther Blondin, nuestra fundadora : |
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